Las moscas del Lugar y un poema de Julián Escudero Picazo: Las moscas como excusa | Las Pedroñeras

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sábado, 18 de julio de 2015

Las moscas del Lugar y un poema de Julián Escudero Picazo: Las moscas como excusa


por Fabián Castillo Molina







Puri Puri, nuestra paisana y compañera del grupo No eres de Pedroñeras si…” preguntaba la semana pasada por métodos o sistemas para matar moscas. Este comentario ha sido motivo para escribir la siguiente entrada, que titularé

Las moscas como excusa

Todos conocemos unos cuantos métodos para apartar las moscas de nuestro alrededor y no siempre matándolas. Por experiencia diré que el más antiguo que conozco (para exterminarlas) es el que se usaba en las casas humildes de nuestro pueblo, la famosa tira pegajosa que se colgada como si fuera palo de chorizos y las atrapaba dejándolas a la vista pegadas sin posibilidad de escapar. Supongo que sería para ellas algo así como las arenas movedizas para nosotros, aunque la pegajosidad no las engullera. ¿Os imagináis quedar pegados a algo y por más esfuerzos que se hagan no poder escapar y morir allí sin compasión ni ayuda posible? 

Otro método era el de toda la vida, el palmetazo, con palmeta o con cualquier cosa que tuviéramos a mano. Lo más innovador que conocí hace unos treinta y tantos años fue el llamado Coopermatic, que no las mataba, sino que mediante la dosificación espaciada pero constante de un aerosol con piretrinas naturalesconseguía crear un ambiente que repelía estos insectos, dejando el local o la casa libre de moscas y mosquitos, sin matarlos. Por entonces salieron también aquellos tubos fluorescentes especiales con bandeja para ir recogiendo las moscas que morían electrocutadas al acercarse demasiado a la luz y el calor, como le ocurrió a Ícaro con el Sol, según cuenta la leyenda.

Pero dejemos aquí los métodos de lucha contra las moscas y conozcamos otro sistema que con su humor particular me contó en su momento Jesús Ramírez Buedo El maestro pilascuando yo empezaba a trabajar como aprendiz de albañil. Dijo que una vez vino al pueblo, a Pedroñeras,  un viajante que decía tener un nuevo invento para matar pulgasaunque también podría servir para matar moscas. Hizo echar un pregón por el lugar y reunió en la posada de El Garrotero" a unos cuantos curiosos. Después de hablarles del producto mágico que él había conseguido traer del extranjero les explicó con detalle y muy concisamente la forma de aplicarlo, y esta era la siguiente:

Dijo: Se coge el pulguis (o el mosquis), se la abre el boquis, se le echa el polvisy muerto el pulguiso el mosquis.

Los curiosos presentes soltaron una carcajada, pero no todos. Uno dijo que “¡vaya tontás!, pa eso las mato de un zumbío con un peal o lo primero que pille. A lo que el viajante, tranquilamente, respondió que tampoco estaba mal eso, pero que su producto era mucho más fino y moderno y sobre todo daba al animal la alegría de morir harto.



Aparte de lo anecdótico del chistecillo, hay mucho que decir sobre las moscas, por ejemplo, que al menos tres poetas españoles que citaremos aquí se ocuparon de ellas. El primero y más famoso, Antonio Machado,  a cuyo poema titulado Las moscas, puso música y la interpretó por el mundo Juan Manuel Serrat (que también es poeta y cantante de éxito internacional) y el tercero, Julián Escudero Picazo, poeta pedroñero de pura cepa, olvidado y desconocido totalmente en nuestro pueblo hasta febrero de  2010, que apareció el artículo de Ángel Carrasco en Pedroñeras 30 días, haciendo una semblanza de Julián y pidiendo ayuda para desenterrar el misterio de este escritor.  De este autor pedroñero ponemos al final de esta entrada el poema titulado No me toquís un álbol ni a una mosca, obra premiada por el Patronato Central para la Protección de Animales y Plantas (Ministerio de la Gobernación), en su Concurso entre periodistas españoles, en noviembre de 1935, y cuya lectura merece el tiempo que se emplee en ello y hasta aprenderla de memoria si le gusta y le apetece a alguien este ejercicio. Descubriremos así que nuestro paisano, además de poeta, era uno de los primeros ecologistas atrevidos a defender la naturaleza y a las moscas públicamente, sin darle apuro en aquellos años de segunda república.

También hay que hablar del cine y literatura para terminar esta entrada,  recomiendo conocer tanto la novela  El señor de las moscasde  William Golding,  publicada en 1954, así como la película  del mismo título dirigida por Harry Hook en 1990 basada en la citada novela (aquí va el enlace para poder verla completa : https://www.youtube.com/watch?v=523EYRQ46sM).  Añado finalmente otras dos película con el título de La mosca, la primera dirigida por Kurt Neumann, en 1958, que fue un auténtico éxito y con razón, fue de  lo más avanzado entonces en ciencia ficción. La segunda, un remake de la anterior, producida en 1986  y dirigida por David Cronemberg.


Aquí dejamos a continuación el poema de Julián Escudero Picazo


            NO ME TOQUIS UN ALBOL NI A UNA MOSCA

Es mi manía:
«No me toquís un árbol ni a una mosca»,
y el que, por probame la pacencia,
pill´a éstas u aquéllos troncha,
con el pan de las razones vie a partío
u s´acaba´l pany vién las tortas.
Es que sois borricos
hasta ejalo e sobra;
¿os train algún mal las moscas, animalejos
c´a denguno estorban?
¡Tan chiquetillas, tan recortás,
sin saber qu´es pereza, tan hermosas,
tan a lo suyo siempre
que puén enseñar a las presonas!
¿Que se ponen pesás?,
c´amuelan, c´os joroban
al arrear picazo tras picazo
en la «calamocha»?
¡Probecillas! Y si no hacen eso,
¿van a pasar las horas
sin parase nunca?
¡Ni que fuán pirindolas!
Déjalas que güelen,
que piquen, que corran,
qu´escansen tranquilas, a gusto,
que caten, que traigan y lleven, que sorban.
¿No es eso lo c´hacen
y han hecho, siempre com´ahora,
hombres, y chiquetes,
y viejas, y mozas?
Pu´aquí quien no güela,
ni pica, ni carga´n el sol y escarga´n la sombra,
u s´hincha con cosejas d´estas
qu´en aquél arroja,
u arrea con mentiras y to
que como verdades, y güenas, las cobra,
es qu´está´n la higuera
u ya no l´importa
estirar la pata
pa golves´, enterrao, una momia.
Y si viven y triunfan
haciendo tantismas presonas
lo c´hacen los bichos,
¿será mucho pidirqu´end´ahora
pa tos rija esta regla:
A jugaores iguales, igual la pelota?
Eso sin contar que y´antaño, los antiguos,
que sabían mucho de muchismas cosas,
practicaban el politeísmo—¿s´iz´así?
qu´es, como sabís, cuand´l hombre s´asocia
a la naturaleza y más c´a sus semejantes
a los animales respeta, y cudia, y adora.
¿Por qu´én estos tiempos
ha d´hablase de los bichos de groma
 u metese con ellos diquia ver s´escastan
los padres que los train y amontonan?
Déjalos que güelen,
que piquen, que corran,
que vivan a gusto,
lo mesmo que si fuan presonas;
to son vidas, y en la vida de ca uno,
si no manda´l que la da, menos el c´abusa y se la toma.
Y lo que s´ice d´un bichero e na,
com´es una mosca,
s´ice, pa querer y cudialos, de los animales tós
con sus parentelas toas,
de los álboles, las plantas;
to lo que, nació´n la tierra en ella da sombra,
y empués de servimos pa mucho y mu güero,
tadí´alegra y adorna.
¡Los álboles! «Templos», icía Plinio qu´eran,
y ca divinidá pagana tenía uno pa su custodia.
¡Los álboles nombraos! Es tan larga la lista
c´anque quisiera no puó icilo e memoria.
¡Los álboles! Monjones de puntillas en el suelo
c´a velo to s´asoman
y, agraecíos, s´empinan pa contáselo al aire
cuando menea sus hojas.
¡Los álboles! Conta la llovía, paragüas;
pa quitas´el sol la mejor sombra:
pantasmas quietos en la noch´escura;
de los gigantes c´andan po´l aire, garrotas;
vegilantes de ríos que tién leguas y más leguas,
d´arroyos anchos, de cequias hondas;
brújula e los aires;
perch´ande los pájaros su casa esconden y acomodan;
norte c´al labrador imanta y guía;
voz qu´en la llaná fresquit´agua pregona;
monte, alameda, pinar, vivero: amigos del hombre
que siempr´están en su sitio, porque no hacen mamolas.
To esto y más es el árbol vivo,
c´al muerto no lo miento, aunque sirve pa mil cosas.
¿Será mucho pidir
pa qu´el álbol siga su envidiá historia
y en la vida e los hombres n´haiga un hecho
por el c´avergonzaos la cara escondan,
que´el álbol y las plantas, respetaos, cundan
diqui´hacer d´España un vergel de rosas?
¡Españoles: un rústic´os convid´a la tarea,
de tan sentía y elevá, española!


Fabián Castillo Molina

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